Publicado en EL TIEMPO

Mi amiga Pepi

Clase de [1]__

Realmente no se llama Pepa. He cambiado su nombre porque reservar su intimidad. Es un nombre igual de español que cambia su estado original en algunas personas.
Hace pocos días me entró por una red social una solicitud de admisión de una tal Pepa. Jamás acepto hasta que no compruebo un poco de quién se trata. He tenido malas y desagradables experiencias con la identidad enmascarada de algunas personas que comentan por estos medios de forma desagradable o inoportuna.
Normalmente, si la persona en cuestión no quiere mucho lio, no responde y zanjado el tema. Sin embargo, la tal Pepa, me escribió unas palabritas.
Me costó llegar al final del asunto hasta que vi de quien se trataba.
En nuestros tiempos ella era Pepi, mi compañera de mesa en el primer colegio en el que estuve al llegar al Málaga. Teníamos 11 o 12 años.
Estuvimos un largo rato charlando. Apenas ha perdido el contacto con todos los compañeros de clase de los que yo ni siquiera recuerdo su nombre. Ahora está buscando fotos de aquella etapa para hacerme recordar y asociar rostros a apellidos.
Fue una situación dividida; por una parte me sentí dichosa de ver como se acordaban de mi pero por el contrario es aquella etapa la que quisiera quitarme de mi cabeza. Fue la época más dura de mi vida. Pude apreciar desde una cierta alegría como con fuerza y voluntad he apartado de mi mente grandes rasgos ya que ni siquiera recuerdo a mi amiga Pepi, compañera inseparable de la última etapa de la EGB.
Traduciendo a mi lenguaje corporal, noche de malos sueños, poco dormir y recuerdos latentes.

19 comentarios sobre “Mi amiga Pepi

  1. Te comprendo muy bien. Soy un caso un poco «Funes el memorioso» de Borges, la gente no comprende que no es algo voluntario, que nací así. Tengo una memoria que a mí mismo me sorprende a veces recordando cosas que ocurrieron muchos años atrás. Con prístina claridad aparecen no solamente los traumáticos, sino todo tipo de recuerdos sobre cosas banales. Y ahí están también los que no quiero recordar. Me ha llevado años de entrenamiento olvidar y no me apetece que vengan a mencionarlos. Y para terminar con Borges, él ha dicho: «no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón». Saludos

    1. A mi me sucede igual, mi memoria es privilegiada para bueno y para malo. Yo, al contrario que tú, no consigo olvidar. la frase de Borges la hago mía. Mientras no se olvide no se perdona pues los sentimientos van ligados a las ideas. Besillos.

  2. Un amigo me dijo que tanto olvidar como recordar, ambos tienen su precio, aveces olvidar calma el dolor, pero recordar no es para sufrir, si no para que en esos momentos felices recordemos las cosas amargas y no las cometamos de nuevo en nuestro presente, es nuestro propio instructivo la memoria.
    Suerte con los sueños, que mejoren, dormir poco no es bueno para el cuerpo y la mente. Que no te atormente el pasado, porque de nada sirve, es mejor pon atención al presente.

    Un sincero saludo. Don’t worry, be happy.

  3. Que dificil… cuando el pasado irrumpe así sin permiso… y de una mano amiga peor aún.
    Pero a veces sirve para vislumbrar que no todo fue tan negro como nuestra cabeza piensa no?
    un abrazo =)

  4. ¡Ay, los recuerdos!. Son insaciables: cuando menos lo esperas, ahí aparecen: los buenos, para soñar; los malos, para fastidiar.
    Respira hondo, relájate, y grita:¡yo no tengo recuerdos!. No conseguirás nada, pero los pulmones te lo agradecerán.
    Un abrazo

  5. Ains los malos recuerdos…! Todos guardamos de ellos… Fuera, bichos fuera…! Ya está te he espantado a los bichos esos, hoy dormirás plácidamente…! Disfruta del miércoles…!

    Con unos besetes, claro…!

    1. Gracias, aunque no creo que llegue a la noche. Me parece que este mediodía me voy a tumbar como una lagartija al sol y voy a recuperar el tiempo perdido. necesito urgente tener bellos sueños.
      Me encantan los besetes. Mil más para ti.

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